sábado, 25 de julio de 2015

Aldcroft, Europa en crisis


EUROPA EN CRISIS
Derek H. Aldcroft

Las consecuencias económicas de la guerra y la paz (1919-1929)

            La consecuencias de la guerra influyen en los aspectos sociales, económicos y culturales. Por lo tanto, el objeto del trabajo, es tratar cuatro temas que tuvieron vital importancia en la década de 1920, y analizar las consecuencias que tuvieron sobre la economía y las sociedades europeas.
1.   los tratados de paz y el nuevo mapa de Europa.
2.   Alemania y la cuestión de las reparaciones
3.   El restablecimiento del statu quo.
4.   La respuesta a los problemas estructurales.

            La década de 1920 estuvo limitada por las secuelas de una gran guerra y el comienzo de una grave depresión económica. La guerra había alterado el panorama político, económico y social de Europa, que la solución, según Keynes, era el establecimiento de un tratado que eliminase la amenaza de revolución, mediante el restablecimiento de la estabilidad económica internacional. Lo grave  de la situación fue creer que se necesitaba restablecer el curso normal de los acontecimientos mediante el libe comercio y el patrón oro, ya que influyo en la orientación de la política económica de toda la década.

Los tratados de paz y el nuevo mapa de Europa

            Lo que contribuyo a obstaculizar la reincorporación de Europa luego de la guerra a la economía internacional fueron las consecuencias a largo plazo derivadas de las disposiciones de los  tratados de paz y las respuestas que provocaron. Los tratados buscaron la seguridad, impusieron fuertes sanciones a los vencidos y llevaron a cabo grandes cambios territoriales en el mapa de Europa. Los principales beneficiarios fueron Francia, Bélgica, Dinamarca, Italia, Rumania, Bulgaria y Grecia, mientras que Alemania, Autria-Hungria, Serbia, Turquía y la Rusia europea fueron los principales perdedores. De este proceso surgieron varios estados nuevos o reconstruidos como Polonia, Checoslovaquia y Yugoslavia. Estas nuevas formaciones dieron lugar a interminables problemas políticos, económicos y sociales que llevaron a la desintegración geográfica de Europa y socavaron el equilibrio del poder.
            Hacia 1920, la unidad política y económica de la Europa oriental había desaparecido. Existía, entonces, un enorme vacío que estaba destinado a ser ocupado por una potencia depredadora como la Alemania de Hitler, dado el deseo de este país  recuperar los territorios perdidos por el tratado de Versalles y la incapacidad de Francia o Gran Bretaña de abordar la cuestión del este.
            Desde el comienzo del periodo de entreguerras, el control del este enfrento a Francia y Alemania, que traería como resultado el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.      
            De los nuevos estados que aparecieron en la zona muy pocos tenían la fuerza suficiente para resistir por sí solos. Su situación económica empeoró después de la guerra. Al redefinir el mapa de Europa se prestó oca atención a los factores económicos. Es así que los nuevos Estados adquirieron diversos territorios en diferentes etapas de desarrollo, con minorías étnicas que debían amalgamarse en unidades políticas y económicas. Estos Estados no sólo hubieron de hacer frente a lo problemas de la reconstrucción, sino que tuvieron que crear nuevas economías y administraciones nacionales a partir de heterogéneos territorios que habían heredado, esta tarea se tornó muchas veces complicada por los enfrentamientos entre grupos étnicos, la pobreza y la ruptura de las relaciones comerciales anteriores.
            En conclusión, el nuevo orden territorial creó más problemas de los que resolvió y debilitó a Europa en una época en las gran parte el continente se encontraba en la miseria por la guerra. Además, después de causar semejantes perjuicios, los responsables no se hicieron cargo de la reconstrucción de Europa.
            Abandonados a su suerte muchos países reconstruyeron sus economías como mejor pudieron, recurriendo a la inflación, la depreciación de la moneda, y la regulación del comercio exterior. La inflación y la depreciación de la moneda se usaron como forma de contrarrestar las dificultades presupuestarias y la baja de la productividad. Inicialmente estas medidas dieron sus frutos y estimularon la actividad económica así como las exportaciones y el empleo. La industrialización forzada dio origen a empresas ineficientes y a un exceso d la capacidad productiva, que produjo especulación.
            Sin embargo, la inflación, la depreciación de la moneda y la regulación del comercio exterior no pudieron hacer nada para resolver los problemas estructurales de la zona. Cuando por fin se logró la estabilización la reconstrucción se realizó con créditos extranjeros, que constituían es sí mismos una amenaza para la productividad.

Alemania y la cuestión de las reparaciones

            Aunque Alemania fue derrotada por los aliados al finalizar la guerra, no se la podía descartar como gran potencia. El hecho de que adoptase la forma que tomó se debe en gran parte a la política de las potencias aliadas respecto de Alemania. Los aliados empezaron imponiendo fuertes sanciones como : pérdidas territoriales y de activos, control de seguridad que incluía la desmilitarización y la ocupación de zonas clave de Alemania, y reparaciones por los daños causados por la guerra. Alemania, sin embargo, nunca satisfizo tales exigencias. Además, el hecho de cargar a Alemania con ese sentimiento de culpabilidad creó en el pueblo alemán un vivo sentimiento de resentimiento contra los vencedores.
            Respecto al desarrollo de Alemania había unanimidad de criterios. Francia estaba decidida a fomentar la reconstrucción de Alemania y por lo tanto, no estaba dispuesta a fomentar la reconstrucción. Gran Bretaña reconocía que el rejuvenecimiento de la industria alemana significaría una amenaza para su economía. Para Estados Unidos, la reactivación de la economía alemana no era importante para su economía, por tanto era indiferente a tomara medidas para fomentarla. Dadas las discrepancias, Alemania no podía recurrir a los aliados para su salvación. Además, la suma impuesta con motivo de las reparaciones de la guerra era demasiado alta y los alemanes ni estaban dispuestos a aceptarla sin protestar. Amenazados por estas sanciones y por la desintegración del Reich, Alemania recurrió a la inflación, que retrasó varios años en retorno a la normalidad en Alemania, y produjo, por lo tanto, un crecimiento débil de la economía. Sumado a esto último, se encuentra el tema de que la inflación significativo para la desintegración política de la República de Weimar. El fracaso a la hora deponer en práctica un sistema de compensación justo y equitativo para sus acreedores dejó a muchas familias de clase media con una gran resentimiento que se tradujo en una pérdida de confianza con los partidos tradicionales de centro y derecha burgueses. Esto condujo a una escisión de partidos e inestabilidad política, siendo la extrema derecha (partido nazi) la mayor beneficiaria de este proceso.

El restablecimiento del statu quo

            los políticos aliados no sólo descuidaron la verdadera tarea de reconstruir Europa, sino que por medio de los tratados de paz y la exigencia de una retribución por parte del enemigo, esta tarea se hizo más difícil. La prioridad política del momento era la restauración rápida del sistema económico liberal, que abarcaba la ausencia de controles, el libre comercio, y lo más importante, el patrón oro. En el período de preguerra, el éxito del sistema se debía en gran medida a la armonía económica existente entre los principales países que utilizaban el patrón oro y el liderazgo económico de Gran Bretaña, y no las propiedades estabilizadoras del sistema. El período de posguerra significó la aparición de los Estados Unidos como potencia económica, el debilitamiento de Gran Bretaña, y la incomprensión de los enormes cambios estructurales.
            Una de las mayores preocupaciones del momento para conseguir la vuelta al sistema de preguerra era el restablecimiento de los tipos de cambios fijos basados en el patrón oro. Sin embargo, la ausencia de un plan sistemático para estabilizar las monedas hizo que la estabilización monetaria resultara sumamente larga, y que algunos países lograran su estabilización poco antes del hundimiento general del patrón oro en 1930. El hecho de que la mayoría de los países actuaran por separado trajo como consecuencia un sistema de tipos de cambio inviable. Este carácter poco sistemático de reconstrucción monetaria internacional sembró las semillas de la desintegración posterior.
            A pesar de todo, el restablecimiento del patrón oro era inútil, ya que no se daban las condiciones necesarias para su funcionamiento satisfactorio : obstáculos en el comercio internacional, la migración y movimientos de capitales, la creciente rigidez en el sistema de precios, y la aparición de políticas monetarias nacionalistas para hacer frente a las presiones cada vez mayores sobre las economías nacionales. Además, pocos países estaban dispuestos a sacrificar la estabilidad interna en pos del equilibrio externo. El sistema quedó entonces si un líder hegemónico : cada país defendía sus propios intereses.
            Dada la forma en que se restableció y la manera en que funcionó posteriormente, era inconcebible que el sistema monetario de la posguerra pudiera ofrecer una solución a los problemas de inestabilidad de la década de 1920, que se vio perjudicada por la falta de cooperación internacional. Por tanto, la desintegración del sistema era sólo cuestión de tiempo, pues los países no estaban dispuestos a sacrificar la estabilidad interna en aras del tipo de cambio.

La respuesta a los problemas estructurales

            Lo que tuvo mayor importancia para la estabilidad de la economía a largo lazo fueron los problemas de exacerbados por la guerra. El crecimiento y la estabilidad fueron afectados por problemas estructurales que se sucedieron después de la guerra y por la lentitud con la que se produjo el ajuste.
            En Europa oriental y algunas zonas de Europa occidental el problema lo constituía una gran cantidad de recursos inmovilizados en la agricultura en un momento en el mercado para los productos de ese sector estaba debilitándose.
En Europa occidental era la fuerte concentración de industrias básicas y la lenta aparición de nuevos sectores.
            La guerra tuvo como resultado la pérdida de mercados, la sustitución de importaciones, y cambios técnicos en productos competitivos. Estos hechos dejaron a las industrias básicas de Europa con un exceso de capacidad productiva, un desempleo elevado y mercados en decadencia. La construcción naval, la siderurgia, la ingeniería, el carbón y la agricultura experimentaron una considerable expansión en todo el mundo durante el período de hostilidades, con el cese de la guerra el exceso de capacidad se convirtió en el problema de la década de 1920.
            La manifestación más extrema  del problema estructural se produjo en Gran Bretaña por un fuerte descenso de las exportaciones de productos tradicionales a los antiguos mercados. Las resistencias al cambio por parte de los grupos de interés y las restricciones institucionales también retardaron el ritmo, como es el caso de Alemania donde el gobierno defendía el mantenimiento del statu quo.
            La capacidad de Europa de competir con eficacia e los mercados mundiales estaba ligada a su capacidad de adaptar su estructura productiva a los cambios en la demanda de esos productos, capacidad que se vio gravemente afectada por la guerra. Suecia y Estados Unidos, por otra parte, supieron adaptarse con rapidez a los cambios en la demanda mundiales después de la guerra, desplazando la estructura de sus exportaciones hacia los mercados en expansión, en contraposición con el resto de países europeos ( Reino Unido, Alemania, Italia, Bélgica, Francia y Suiza) cuyas exportaciones estaban localizadas en los sectores tradicionales. La rigidez de su estructura de exportaciones y el fracaso en la modernización de la estructura productiva trajo como consecuencia que estos países tuvieran que hacer frente a la incapacidad de competir en los sectores en expansión de los países con renta elevada y los efectos de la sustitución de importaciones en los sectores en decadencia de los países menos desarrollados

La decadencia de Europa

            Antes de la guerra, Europa era una fuerza significativa en el mercado mundial, a pesar de que su potencia comenzaba a decaer. El centro de gravedad económica se había desplazado hacia el oeste. Sin embargo, la guerra sólo explica en parte las consecuencias del período de posguerra (descenso de exportaciones, hundimiento de los volúmenes comerciales, etc.), pues fueron las políticas económicas seguidas por los gobiernos nacionales y las potencias aliadas, las que impidieron de forma efectiva la recuperación de Europa. La gestión de las reparaciones y  las deudas de la guerra, la estabilización de las monedas, y la ausencia de un plan de reconstrucción coordinado se tradujeron el políticas económicas nacionales que obstaculizaron el crecimiento  retrasaron la transformación estructural.



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