EUROPA EN CRISIS
Derek H.
Aldcroft
Las consecuencias económicas de la guerra y la paz
(1919-1929)
La consecuencias de la guerra
influyen en los aspectos sociales, económicos y culturales. Por lo tanto, el
objeto del trabajo, es tratar cuatro temas que tuvieron vital importancia en la
década de 1920, y analizar las consecuencias que tuvieron sobre la economía y
las sociedades europeas.
1.
los tratados de paz y el nuevo
mapa de Europa.
2.
Alemania y la cuestión de las
reparaciones
3.
El restablecimiento del statu quo.
4.
La respuesta a los problemas
estructurales.
La década de 1920 estuvo limitada
por las secuelas de una gran guerra y el comienzo de una grave depresión
económica. La guerra había alterado el panorama político, económico y social de
Europa, que la solución, según Keynes, era el establecimiento de un tratado que
eliminase la amenaza de revolución, mediante el restablecimiento de la
estabilidad económica internacional. Lo grave
de la situación fue creer que se necesitaba restablecer el curso normal
de los acontecimientos mediante el libe comercio y el patrón oro, ya que
influyo en la orientación de la política económica de toda la década.
Los tratados de paz y el nuevo mapa de Europa
Lo que contribuyo a obstaculizar la
reincorporación de Europa luego de la guerra a la economía internacional fueron
las consecuencias a largo plazo derivadas de las disposiciones de los tratados de paz y las respuestas que
provocaron. Los tratados buscaron la seguridad, impusieron fuertes sanciones a
los vencidos y llevaron a cabo grandes cambios territoriales en el mapa de
Europa. Los principales beneficiarios fueron Francia, Bélgica, Dinamarca,
Italia, Rumania, Bulgaria y Grecia, mientras que Alemania, Autria-Hungria,
Serbia, Turquía y la Rusia
europea fueron los principales perdedores. De este proceso surgieron varios
estados nuevos o reconstruidos como Polonia, Checoslovaquia y Yugoslavia. Estas
nuevas formaciones dieron lugar a interminables problemas políticos, económicos
y sociales que llevaron a la desintegración geográfica de Europa y socavaron el
equilibrio del poder.
Hacia 1920, la unidad política y
económica de la Europa
oriental había desaparecido. Existía, entonces, un enorme vacío que estaba
destinado a ser ocupado por una potencia depredadora como la Alemania de Hitler, dado
el deseo de este país recuperar los
territorios perdidos por el tratado de Versalles y la incapacidad de Francia o
Gran Bretaña de abordar la cuestión del este.
Desde el comienzo del periodo de
entreguerras, el control del este enfrento a Francia y Alemania, que traería
como resultado el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
De los nuevos estados que
aparecieron en la zona muy pocos tenían la fuerza suficiente para resistir por
sí solos. Su situación económica empeoró después de la guerra. Al redefinir el
mapa de Europa se prestó oca atención a los factores económicos. Es así que los
nuevos Estados adquirieron diversos territorios en diferentes etapas de
desarrollo, con minorías étnicas que debían amalgamarse en unidades políticas y
económicas. Estos Estados no sólo hubieron de hacer frente a lo problemas de la
reconstrucción, sino que tuvieron que crear nuevas economías y administraciones
nacionales a partir de heterogéneos territorios que habían heredado, esta tarea
se tornó muchas veces complicada por los enfrentamientos entre grupos étnicos,
la pobreza y la ruptura de las relaciones comerciales anteriores.
En conclusión, el nuevo orden
territorial creó más problemas de los que resolvió y debilitó a Europa en una
época en las gran parte el continente se encontraba en la miseria por la
guerra. Además, después de causar semejantes perjuicios, los responsables no se
hicieron cargo de la reconstrucción de Europa.
Abandonados a su suerte muchos
países reconstruyeron sus economías como mejor pudieron, recurriendo a la
inflación, la depreciación de la moneda, y la regulación del comercio exterior.
La inflación y la depreciación de la moneda se usaron como forma de
contrarrestar las dificultades presupuestarias y la baja de la productividad.
Inicialmente estas medidas dieron sus frutos y estimularon la actividad
económica así como las exportaciones y el empleo. La industrialización forzada
dio origen a empresas ineficientes y a un exceso d la capacidad productiva, que
produjo especulación.
Sin embargo, la inflación, la
depreciación de la moneda y la regulación del comercio exterior no pudieron
hacer nada para resolver los problemas estructurales de la zona. Cuando por fin
se logró la estabilización la reconstrucción se realizó con créditos extranjeros,
que constituían es sí mismos una amenaza para la productividad.
Alemania y la cuestión de las reparaciones
Aunque Alemania fue derrotada por
los aliados al finalizar la guerra, no se la podía descartar como gran
potencia. El hecho de que adoptase la forma que tomó se debe en gran parte a la
política de las potencias aliadas respecto de Alemania. Los aliados empezaron
imponiendo fuertes sanciones como : pérdidas territoriales y de activos,
control de seguridad que incluía la desmilitarización y la ocupación de zonas
clave de Alemania, y reparaciones por los daños causados por la guerra.
Alemania, sin embargo, nunca satisfizo tales exigencias. Además, el hecho de
cargar a Alemania con ese sentimiento de culpabilidad creó en el pueblo alemán
un vivo sentimiento de resentimiento contra los vencedores.
Respecto al desarrollo de Alemania
había unanimidad de criterios. Francia estaba decidida a fomentar la
reconstrucción de Alemania y por lo tanto, no estaba dispuesta a fomentar la
reconstrucción. Gran Bretaña reconocía que el rejuvenecimiento de la industria
alemana significaría una amenaza para su economía. Para Estados Unidos, la
reactivación de la economía alemana no era importante para su economía, por
tanto era indiferente a tomara medidas para fomentarla. Dadas las
discrepancias, Alemania no podía recurrir a los aliados para su salvación.
Además, la suma impuesta con motivo de las reparaciones de la guerra era
demasiado alta y los alemanes ni estaban dispuestos a aceptarla sin protestar.
Amenazados por estas sanciones y por la desintegración del Reich, Alemania
recurrió a la inflación, que retrasó varios años en retorno a la normalidad en
Alemania, y produjo, por lo tanto, un crecimiento débil de la economía. Sumado
a esto último, se encuentra el tema de que la inflación significativo para la
desintegración política de la
República de Weimar. El fracaso a la hora deponer en práctica
un sistema de compensación justo y equitativo para sus acreedores dejó a muchas
familias de clase media con una gran resentimiento que se tradujo en una
pérdida de confianza con los partidos tradicionales de centro y derecha
burgueses. Esto condujo a una escisión de partidos e inestabilidad política,
siendo la extrema derecha (partido nazi) la mayor beneficiaria de este proceso.
El restablecimiento del statu quo
los políticos aliados no sólo
descuidaron la verdadera tarea de reconstruir Europa, sino que por medio de los
tratados de paz y la exigencia de una retribución por parte del enemigo, esta
tarea se hizo más difícil. La prioridad política del momento era la
restauración rápida del sistema económico liberal, que abarcaba la ausencia de
controles, el libre comercio, y lo más importante, el patrón oro. En el período
de preguerra, el éxito del sistema se debía en gran medida a la armonía
económica existente entre los principales países que utilizaban el patrón oro y
el liderazgo económico de Gran Bretaña, y no las propiedades estabilizadoras
del sistema. El período de posguerra significó la aparición de los Estados Unidos
como potencia económica, el debilitamiento de Gran Bretaña, y la incomprensión
de los enormes cambios estructurales.
Una de las mayores preocupaciones
del momento para conseguir la vuelta al sistema de preguerra era el
restablecimiento de los tipos de cambios fijos basados en el patrón oro. Sin
embargo, la ausencia de un plan sistemático para estabilizar las monedas hizo
que la estabilización monetaria resultara sumamente larga, y que algunos países
lograran su estabilización poco antes del hundimiento general del patrón oro en
1930. El hecho de que la mayoría de los países actuaran por separado trajo como
consecuencia un sistema de tipos de cambio inviable. Este carácter poco
sistemático de reconstrucción monetaria internacional sembró las semillas de la
desintegración posterior.
A pesar de todo, el restablecimiento
del patrón oro era inútil, ya que no se daban las condiciones necesarias para
su funcionamiento satisfactorio : obstáculos en el comercio internacional,
la migración y movimientos de capitales, la creciente rigidez en el sistema de
precios, y la aparición de políticas monetarias nacionalistas para hacer frente
a las presiones cada vez mayores sobre las economías nacionales. Además, pocos
países estaban dispuestos a sacrificar la estabilidad interna en pos del
equilibrio externo. El sistema quedó entonces si un líder hegemónico :
cada país defendía sus propios intereses.
Dada la forma en que se restableció
y la manera en que funcionó posteriormente, era inconcebible que el sistema
monetario de la posguerra pudiera ofrecer una solución a los problemas de
inestabilidad de la década de 1920, que se vio perjudicada por la falta de
cooperación internacional. Por tanto, la desintegración del sistema era sólo
cuestión de tiempo, pues los países no estaban dispuestos a sacrificar la
estabilidad interna en aras del tipo de cambio.
La respuesta a los problemas estructurales
Lo que tuvo mayor importancia para la estabilidad de la economía a
largo lazo fueron los problemas de exacerbados por la guerra. El crecimiento y
la estabilidad fueron afectados por problemas estructurales que se sucedieron
después de la guerra y por la lentitud con la que se produjo el ajuste.
En Europa oriental y algunas zonas
de Europa occidental el problema lo constituía una gran cantidad de recursos
inmovilizados en la agricultura en un momento en el mercado para los productos
de ese sector estaba debilitándose.
En Europa
occidental era la fuerte concentración de industrias básicas y la lenta
aparición de nuevos sectores.
La guerra tuvo como resultado la
pérdida de mercados, la sustitución de importaciones, y cambios técnicos en
productos competitivos. Estos hechos dejaron a las industrias básicas de Europa
con un exceso de capacidad productiva, un desempleo elevado y mercados en
decadencia. La construcción naval, la siderurgia, la ingeniería, el carbón y la
agricultura experimentaron una considerable expansión en todo el mundo durante
el período de hostilidades, con el cese de la guerra el exceso de capacidad se
convirtió en el problema de la década de 1920.
La manifestación más extrema del problema estructural se produjo en Gran
Bretaña por un fuerte descenso de las exportaciones de productos tradicionales
a los antiguos mercados. Las resistencias al cambio por parte de los grupos de
interés y las restricciones institucionales también retardaron el ritmo, como
es el caso de Alemania donde el gobierno defendía el mantenimiento del statu
quo.
La capacidad de Europa de competir
con eficacia e los mercados mundiales estaba ligada a su capacidad de adaptar
su estructura productiva a los cambios en la demanda de esos productos,
capacidad que se vio gravemente afectada por la guerra. Suecia y Estados
Unidos, por otra parte, supieron adaptarse con rapidez a los cambios en la demanda
mundiales después de la guerra, desplazando la estructura de sus exportaciones
hacia los mercados en expansión, en contraposición con el resto de países
europeos ( Reino Unido, Alemania, Italia, Bélgica, Francia y Suiza) cuyas
exportaciones estaban localizadas en los sectores tradicionales. La rigidez de
su estructura de exportaciones y el fracaso en la modernización de la
estructura productiva trajo como consecuencia que estos países tuvieran que
hacer frente a la incapacidad de competir en los sectores en expansión de los
países con renta elevada y los efectos de la sustitución de importaciones en
los sectores en decadencia de los países menos desarrollados
La decadencia de Europa
Antes de la guerra, Europa era una fuerza significativa en el
mercado mundial, a pesar de que su potencia comenzaba a decaer. El centro de
gravedad económica se había desplazado hacia el oeste. Sin embargo, la guerra
sólo explica en parte las consecuencias del período de posguerra (descenso de
exportaciones, hundimiento de los volúmenes comerciales, etc.), pues fueron las
políticas económicas seguidas por los gobiernos nacionales y las potencias
aliadas, las que impidieron de forma efectiva la recuperación de Europa. La
gestión de las reparaciones y las deudas
de la guerra, la estabilización de las monedas, y la ausencia de un plan de
reconstrucción coordinado se tradujeron el políticas económicas nacionales que
obstaculizaron el crecimiento retrasaron
la transformación estructural.
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