Abal Medina, Juan
LA CIENCIA POLÍTICA, LAS NUBES Y LOS RELOJES: EL ESTADO DE LA DISCIPLINA
Se parte del diagnóstico
contradictorio que muestra a una Ciencia Política más madura al tiempo que
padece un profundo conflicto acerca de su esencia.
La
situación actual
Varios autores han señalado que la Ciencia Política es
amorfa y heterogénea, abarcando desde la narración de leyendas y anécdotas en
un extremo hasta la explicación de regularidades empíricas en el otro.
Almond planteó que la Ciencia
Política está más cerca de las nubes, de acuerdo con la definición dada por
Popper, lo que significa que lAS REGULARIDADES QUE DESCUBRE NO SON LEYES SINO
QUE TIENEN UN CARÁCTER DE PROBABILIDAD, y que además tienen corta vida.
Con todo, LA DIVERSIDAD DE
PUNTOS DE VISTA EPISTEMOLÓGICOS Y ONTOLÓGICOS QUE HAY EN LA DISCIPLINA COINCIDE
CON SU CONSOLIDACIÓN. Una disciplina donde se discute mucho, pero más madura,
profesionalizada e internacionalizada.
I.
Multiplicidad de enfoques
Existen en la Ciencia Política enfoques que se
contradicen entre sí en todo: en la visión acerca de la naturaleza de lo que es
la política (la ontología), en los métodos, en las hipótesis y en las teorías
(la epistemología).
Según Dogan, en todas las
Ciencias Sociales CONVIVEN ENFOQUES OPUESTOS, dada la ausencia de verdaderos
paradigmas. Esto significa que NINGUNO DE ESTOS ENFOQUES DOMINA A LOS OTROS por
verificarse empíricamente ni es aceptado por toda la comunidad científica, más
allá de que haya ciclos donde domine uno u otro.
II.
Eclecticismo o dogmatismo
Para describir a estos distintos enfoques, debemos ver
cómo responden a cuatro PREGUNTAS ACERCA DE LA CIENTIFICIDAD DE LA CIENCIA
POLÍTICA:
ü
¿Es o no una
ciencia?
ü
¿Se está
convirtiendo en una ciencia?
ü
¿Cómo?
ü
¿Qué tipo de
ciencia es o se está transformando?
El autor describe tres
RESPUESTAS posibles:
ü
No es una ciencia
ü
Sí lo es, pero de una naturaleza diferente
a la de las Ciencias Naturales
ü
Sí lo es, pero inmadura; con el tiempo
llegará a ser como las Ciencias Naturales
QUIENES PIENSAN QUE NO ES UNA
CIENCIA se basan en la idea de que la política es un juego contingente, donde
cualquier resultado es posible.
En cambio, quienes piensan que
la Ciencia Política puede identificar regularidades y aprender de ellas, sí podemos hablar de
ciencia.
Dentro de LOS QUE LA CONSIDERAN
CIENCIA, hay dos posturas:
ü
La de quienes
sostienen que TODAS LAS CIENCIAS, naturales o sociales, FORMAN PARTE DE LA
MISMA CIENCIA EMPÍRICA, cuyos conocimientos son acumulativos y se organizan en
leyes generales que permiten predecir y explicar (Neurath, Carnap y Morris,
exponentes del POSITIVISMO LÓGICO). En la Ciencia Política han adoptado esta
postura el conductismo o behaviorismo
y la teoría de la elección racional o rational
choice. Así, para este enfoque puede predecirse una tormenta del mismo modo
que el triunfo de un candidato electoral. Las dificultades de la Ciencia
Política serían de inmadurez o atraso respecto de las ciencias “duras”, pero es
cuestión de dejarlas madurar imitando a éstas[1]
ü
Por el contrario,
otra posición niega que la Ciencia Política, y en general las Ciencias
Sociales, puedan considerarse de la misma manera que las Ciencias Naturales. La
diferencia sustancial estaría dada por el hecho de que LOS ACTORES DE LA
POLÍTICA SON SERES HUMANOS, QUE TIENEN INTENCIONALIDAD, CREENCIAS, FINES Y QUE
OTORGAN SIGNIFICADO A SUS ACCIONES (Goodin y Klingemann). LAS CIENCIAS SOCIALES
NO PUEDEN COPIAR A LAS CIENCIAS NATURALES, aunque sí puede exigirse de ellas
rigor en el análisis, apoyo en la experiencia y elaboración de deducciones y
generalizaciones. Con excepción de las décadas del ´50 y ´60, donde reinó el
conductismo, este enfoque ha sido el dominante. Adoptan esta postura el sector
moderado del racional choice, el
análisis del discurso y el institucionalismo. ESTA ES LA POSTURA DE ABAL MEDINA:
la Ciencia Política es una disciplina plural, rigurosa y sólida, donde el
progreso no se da por cambios de paradigmas sino por acumulación y donde las
teorías que quedan en el camino no reaparecen o si lo hacen, vuelven cambiadas
o incorporadas a nuevas teorías
III.
Subdisciplinas y especialización
SUBDISCIPLINAS DE LA CIENCIA POLÍTICA: TEORÍA POLÍTICA,
POLÍTICAS PÚBLICAS, METODOLOGÍA POLÍTICA Y RELACIONES INTERNACIONALES.
Los diferentes enfoques aparecen
en cada uno de los subcampos.
Con la excepción de esos cuatro
campos, hay otras áreas donde no hay acuerdo acerca de si son o no
subdisciplinas de la Ciencia Política: política comparada, institucionalismo,
economía política, comportamiento política, partidos políticos, estudios de
género, etc.
Por el lado positivo, puede
decirse que tantos temas hablan de UNA DISCIPLINA QUE SE ESPECIALIZA Y
PROFESIONALIZA. PERO por la negativa existe el RIESGO DE LA FRAGMENTACIÓN.
IV.
Una breve historia
A fines del siglo XIX la Ciencia Política comenzó a ser
reconocida como disciplina autónoma en varias universidades, aunque hasta 1945
esto ocurrió casi con exclusividad en EE.UU. Sus PRIMEROS PASOS estuvieron
ligados a una VISIÓN LEGAL, FILOSÓFICA E HISTÓRICA.
El PRIMER GRAN CAMBIO se dio con
la llamada ESCUELA DE CHICAGO, en los años ´20 y ´30. Autores como Laswell,
Gosnell y Merriam se abocaron a investigaciones empíricas, con encuestas, focus groups y otras técnicas de
carácter experimental.
Con la Segunda Guerra Mundial,
llegaron exiliados a EE.UU. académicos europeos, destacándose los
NEOPOSITIVISTAS. La “REVOLUCIÓN CONDUCTISTA” llegó de la mano de Easton,
destacándose también el arribo de politólogos destacados, como Dahl y Lindblom.
El conductismo pasó a dominar la escena, planteando la cientificidad de la
disciplina y el optimismo acerca de lograr que la misma adquiera el prestigio
de las Ciencias Naturales. En ello fue importante el aporte de la Sociología
funcionalista y sistémica de Parsons.
A mediados de los ´60 AUTORES
como Lipset , Almond y Powell y Dahl, COMENZARON A CRITICAR la tendencia
hiperfactualista (sólo veían hechos), provincialista (centraban todo en la
realidad norteamericana), descriptivista (se limitaban a constatar
observaciones), formalista y ahistórica (la historia quedaba de lado) del
conductismo. Esto se profundizó en los ´80 con las críticas al funcionalismo.
Así, FUERON RESURGIENDO LOS
ENFOQUES TRADICIONALES: la teoría normativa y el análisis de las instituciones,
PASANDO A OCUPAR LA POSICIÓN DOMINANTE LA TEORÍA DE LA ELECCIÓN RACIONAL, que
redobló la apuesta del conductismo en cuanto a las aspiraciones de
cientificidad de la disciplina, planteando la búsqueda de explicaciones
universales.
De todas formas, aún los más
fervorosos partidarios del rational
choice advierten que la Ciencia Política no puede ser equiparada a las
Ciencias Naturales. Así, Riker afirma que LA FUNCIÓN DE LA CIENCIA POLÍTICA
SERÍA LA DE IDENTIFICAR “CONSTANTES INESTABLES”, lo que significa que –si bien
las instituciones, los gustos y otras variables de los sistemas políticos son
impredecibles– hay constantes estructurales y culturales más o menos estables y
duraderas que permiten formular ciertas predicciones[2].
[2] Nótese
que todas las visiones –incluida la del autor– coinciden en que la disciplina
se limita a describir y a lo sumo predecir la realidad, pero en ningún caso de
operar sobre ella para transformarla que es, en última instancia, el objetivo
de la ciencia. Esto se explica por el carácter esencialmente conservador del
conjunto de las teorías dominantes en la Ciencia Política y su pánico ante toda
posibilidad de transformación de la sociedad sobre nuevas bases. En esa aversión
coinciden desde los más rancios pensadores de la derecha norteamericana hasta
los “progresistas” que se postulan para administrar el orden político y social
vigente. Coinciden todos, en definitiva, en la defensa del capitalismo y de las
instituciones políticas que procuran garantizar el mantenimiento de este modo
de producción.
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