sábado, 25 de julio de 2015

Abdala, Neurociencia y psicoanálisis

Abdala, Roberto                      

 

NEUROCIENCIA Y PSICOANÁLISIS


La evolución científica de los últimos 30 años


1982: Engel propuso el modelo BIOPSICOSOCIAL, en el que se integran los factores biológicos y psicosociales tanto para confeccionar el diagnóstico como para planear el tratamiento.

           
HASTA FINES DE LOS SESENTAS EL PSICOANÁLISIS PREDOMINABA POR SOBRE LA BIOLOGÍA. HOY (ANTE LOS DESCUBRIMIENTOS DE LAS NEUROCIENCIAS) EL RIESGO ES QUE LA BIOLOGÍA DOMINE TODO EL TERRENO DIAGNÓSTICO Y TERAPÉUTICO


            La experiencia subjetiva, los procesos intersubjetivos y el autoconocimiento, quedan fuera del campo de la biología y no obstante, de acuerdo con Gabbard, deben ser parte del estudio psiquiatrico.



“MENTE Y CEREBRO NO PUEDEN INTEGRARSE NI SEPARARSE COMPLETAMENTE”                        SLAVNEY


            El cerebro es la masa física de neuronas que tenemos en la cabeza. La mente, en cambio, es inmaterial. “El problema mente-cuerpo” surge ante la pregunta ¿cómo domina al cuerpo que es material una mente inmaterial? ¿O es que el cuerpo domina a la mente? En cualquiera de los dos casos, es un misterio cómo podrían establecer relaciones de causa-efecto dos cosas de naturaleza tan diferente.
            Hay un acuerdo en que hay algún tipo de correlación entre mente y cuerpo (mi mente siente deseos de comer cuando mi estómago está vacío; cuando estoy triste caen lágrimas de mis ojos; etc.) pero no está para nada claro qué significa esta correlación.
            Los REDUCCIONISTAS BIOLÓGICOS dicen que en realidad sólo hay cuerpo, y que los conceptos que refieren a estados mentales son “maneras de hablar” que resumen lo que en definitiva no es sino un estado del cuerpo. Por ejemplo, la tristeza en realidad no sería más que la falta de serotonina combinada con algunas otras cosas, entre ellas, una organización de los músculos del cuerpo y de la conducta que es lo que nos permite saber que alguien está triste con sólo verlo. Tanto el sentimiento de tristeza como sus causas se reduce a cuestiones materiales, físicas.
            Si se acepta que tanto la mente como el cuerpo tienen realidad, se trata de un DUALISMO, porque se acepta que existen cosas de dos naturalezas diferentes, o dicho de otro modo, se aceptan dos tipos de SUSTANCIAS. Si se acepta que sólo hay materia, sustancia material, se adhiere al MATERIALISMO.


PARA WILLIAM JAMES, LA CONCIENCIA DEBE SER ENTENDIDA COMO UN PROCESO, NO COMO UNA SUSTANCIA


            La teoría darwiniana del sistema nervioso es materialista. Edelman actualizó estas ideas y Modell, siguiendo estas ideas, sostiene que el mapa neuronal son sistemas simbólicos que reflejan cómo se fue creando el “self” (yo) por medio de la internalización de la experiencia.


EDELSON DICE QUE EL PROBLEMA MENTE-CUERPO ES UNA CUESTIÓN METAFÍSICA Y QUE EN CONSECUENCIA NO PUEDE SER RESUELTA MEDIANTE LA OBTENCIÓN DE DATOS EMPÍRICOS


            Edelson considera que es más útil considerar el problema mente-cuerpo, no como un problema sobre la realidad última (metafísico) sino como el problema de reconciliar dos disciplinas cuyos objetos son y no son distintos: las teorías de la neurociencia y las teorías sobre de la mente, como el psicoanálisis.
            Para él no puede reducirse lo mental a lo físico, no puede reducirse el psicoanálisis a la neurociencia, porque incluye representaciones simbólicas del self y de los otros.



NO TODO MATERIALISMO ES REDUCTIVO



            Esto significa que hay autores que, si bien consideran lo mental puede ser concebido como la ACTIVIDAD DEL CEREBRO (materialismo), esto no elimina la importancia de las teorías sobre lo mental, que no pueden ser reemplazadas por la neurociencia de manera exhaustiva.
            Un ejemplo de esto es Searle, para quien la conciencia implica un estado SUBJETIVO, esto es, está en el dominio de los fenómenos en primera persona y por ello no se la puede comprender mediante la ciencia experimental cuyos juicios se formulan siempre en tercera persona.


PARA MCGINN, NO SE PUEDE RESOLVER EL PROBLEMA MENTE-CUERPO PORQUE NO PODEMOS TENER PERCEPCIONES DE LO MENTAL


 



La década del cerebro



FALSAS DICOTOMÍAS (SEGÚN ABDALA):

ü      MENTE-CUERPO
ü      PSICOFÁRMACOS-PSICOTERAPIA[1]
ü      GENES-AMBIENTE[2]


Se trata de falsas dicotomías porque la psicoterapia afecta el cerebro del mismo modo en que los psicofármacos afectan la mente.
El autor sostiene que “El cerebro es parte del cuerpo y lo mental es el producto de la actividad que ocurre en el cerebro a nivel molecular, celular y anatómico.” Pero,


SI SE CONSIDERA QUE TODA ENFERMEDAD ES CEREBRAL DE DESHUMANIZA LA ENFERMEDAD. CADA PERSONA NECESITA UN TRATAMIENTO EN EL QUE SUS SÍNTOMAS SEAN EVALUADOS DENTRO DE SU CONTEXTO PERSONAL, SOCIAL, AFECTIVO, ECONÓMICO


La esencia de la terapia es ayudar a que las personas modifiquen sus creencias, sentimientos y conductas. El éxito de cualquier terapia produce cambios en la plasticidad cerebral.


PLASTICIDAD CEREBRAL: EL CEREBRO ESTÁ SIEMPRE EN UN ESTADO DE CAMBIO DINÁMICO COMO CONSECUENCIA DE LA EXPERIENCIA (MENTAL)


 



Psicoterapia vs. psicofármacos


            Cualquiera de los dos tratamientos opera, en última instancia, de la misma manera: modifican funciones mentales al modificar funciones cerebrales.
            Eric Kandel, Premio Nobel 2000, demostró que el aprendizaje se debe a la AMPLIFICACIÓN DE LA SINAPSIS entre neuronas SENSORIALES y neuronas MOTORAS que activan  grupos musculares vinculados al reflejo de protección. Aquí se trata de MEMORIA A CORTO PLAZO.
            En cambio, la MEMORIA A LARGO PLAZO necesita la activación de información genética que determina la producción de PROTEÍNAS. Estas proteínas conducen a un incremento duradero de la función sináptica. La psicoterapia actúa en este campo.

Genes vs. ambiente


            Por lo general, se considera la influencia de los genes como algo físico mientras el ambiente es tenido por un estímulo del orden de lo psíquico o mental, “menos real”. Pero:


SON POCAS LAS ENFERMEDADES HUMANAS QUE NO SUPONEN UNA INFLUENCIA DEL AMBIENTE, SINO SÓLO UNA DETERMINACIÓN GENÉTICA          



            Andreasen, en su artículo “La plasticidad genética nos libera del determinismo genético”, sostiene que la influencia de los genes responde a estímulos del ambiente, de modo que tal influencia no está determinada desde el nacimiento sino que por el contrario, es fruto del entorno (podría decirse que hay una “dialéctica” entre genes y ambiente, y no una dicotomía).
            La secuencia genética no se altera por las experiencias del entorno.[3] Pero la FUNCIÓN TRANSCRIPCIONAL de los genes (que le permite a un gen “mandar a hacer” tal o cual proteína en un determinado momento) es una respuesta a los factores del entorno.



NO PUEDE PENSARSE EN ETIOLOGÍAS DE CARÁCTER HEREDITARIO PARA EXPLICAR LOS CUADROS PSIQUIÁTRICOS



            La ETIOLOGÍA es una disciplina o discurso que establece las causas de un fenómeno (en medicina, se trata de las causas de las enfermedades). Lo que está diciendo el autor es que ningún fenómeno psiquiátrico tiene como única causa a factores genéticos hereditarios.
            Una prueba de esto son los casos de gemelos idénticos (misma secuencia genética) que no presentan las mismas enfermedades (como, por ejemplo, la esquizofrenia).


“LAS CÉLULAS QUE DISPARAN JUNTAS SINTONIZAN JUNTAS”


            Una madre con poca sintonía afectiva puede modificar la maduración del sistema córtico-límbico, cuyo desarrollo se remonta a los dos primeros años de vida. Esto puede traer como consecuencia problemas en la captación del estado afectivo del otro.

Los neurotransmisores



SE HA DEMOSTRADO QUE EL AMBIENTE INFLUYE PROFUNDAMENTE EN EL SISTEMA NERVIOSO DE SERES INFERIORES


            Por ejemplo, la respuesta a la serotonina difiere según el estatus social del molusco: el mismo NEUROTRANSMISOR produce un efecto de descarga neuronal en un molusco dominante, que está ausente cuando el molusco es subordinado (sólo el primero tiene la RESPUESTA REFLEJA de mover la cola, que le sirve para la lucha y la huida).
            Otro ejemplo: los monos separados de sus madres durante la infancia manifestaban anormalidades frente a situaciones estresantes. También manifiestan diferencias los monos según sus madres fueran biológicas o adoptivas: tenían distintas concentraciones de los mismos neurotransmisores. Las madres adoptivas eran menos efectivas a la hora de disminuir su temor a las exploraciones (estos monitos tenían más concentración de noradrenalina). Aunque la vulnerabilidad disminuía cuando “la adopción se llevaba a cabo por madres excepcionalmente dotadas para la crianza.”
            También se presentan diferencias entre monos criados por madres ansiosas y otros criados por madres normales.


LOS MONOS HIJOS A CARGO DE MADRES ANSIOSAS MUESTRAN EN LA ADOLESCENCIA DIFICULTADES EN LA INTERACCIÓN SOCIAL Y EN LA CONDUCTA SUBORDINADA
           

            Este dato coincide con la idea psicoanalítica de que un trauma en la infancia trae efectos psicopatológicos mucho tiempo después.
            Se han hecho estudios que muestran que pacientes con estrés postraumático con abuso infantil físico y sexual tienen el hipocampo más chico en volumen que sujetos de control (esto es, sujetos que no presentan ese trauma infantil).




            Estos ejemplos permiten hacer la siguiente consideración:


LA ENFERMEDAD ES EL RESULTADO DE LA INTERACCIÓN ENTRE:

ü      VULNERABILIDAD GENÉTICO CONSTITUCIONAL Y
ü      FACTORES DE ESTRÉS AMBIENTAL QUE LA ACTIVAN


      Kendler mostró esto, en un estudio con 680 mujeres gemelas con tendencia a la depresión: el estrés reciente era un factor determinante (no sólo el factor genético). Un tercio de las que desarrollaron depresión luego del estrés, eran personas que se exponían a situaciones de alto riesgo.







[1] Esta “falsa dicotomía” es un tópico de discusión siempre presente en la comunidad terapéutica. Lo que se discute en este ámbito no es tanto el problema metafísico de “cuál es la realidad última” sino algo mucho más concreto: cuál es el mejor tratamiento. En Estados Unidos, cuna del conductismo y de su heredera la neurociencia, la práctica tiende a medicar casi todo tipo de malestar psicológico. En Buenos Aires, en cambio, hay mayor propensión a la terapia sin psicofármacos, pero la discusión sigue siempre en pie. Lo que se discute es nada menos que el tratamiento, cuando un error en el tratamiento puede desencadenar trastornos ulteriores de mayor envergadura. Como dice Foucault, la comunidad de psicoterapeutas decide quién está enfermo y quién es “normal”.  Esto puede ilustrarse con un ejemplo: si una persona está deprimida porque le ha ocurrido algo grave, como el desempleo o la pérdida de un ser querido, su terapeuta puede optar entre medicarlo, y así romper la relación entre lo ocurrido y la depresión, o bien hacer un tratamiento verbal y que el paciente mismo trate de resolver esta relación, lo cual va a implicar que modifique su visión del asunto activamente. Son dos formas diferentes por las cuales el terapeuta ejerce una influencia cultural o ideológica sobre su paciente. Habría que pensar, por ejemplo, si hay alguna relación entre la ideología norteamericana y la terapia que propone.
[2] Esta otra “falsa dicotomía” tiene un papel central en el racismo. Por ejemplo, los nazis exterminaron a los judíos con el argumento de que había algo “malo” en sus genes.
[3] Sostener lo contrario sería adherir a la teoría de Lamark según la cual las jirafas desarrollaron un cuello largo para poder comer las hojas de los árboles (en contra de la teoría de Darwin que dice que los animales que nacen con características que les obstaculizan la alimentación no pueden modificar su estructura fisiológica y sencillamente mueren de hambre sin dejar descendencia). 

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